Vamos a ver si nos aclaramos… aunque ponemos en duda que podamos hacerlo. Leamos con atención una serie de titulares y breves noticias. Hay miles. Tú, en tus carnes, tendrás ejemplos concretos, cercanos, personales....

• Disuelven grupos de 29 jóvenes sin mascarilla, bebiendo y consumiendo drogas en un parque del distrito de Abastos (Valencia) sin cumplir las medidas sanitarias. En total, 20 por no usar mascarilla y no mantener la distancia, ocho por consumo de drogas y una por desobediencia.
• El litoral de Barcelona, lleno de irresponsables a pesar del coronavirus.
• 16 muertos por coronavirus en la misma familia tras acudir a un funeral en México.
• Sobredosis de inconsciencia. Nunca habrá vacuna para la insensatez de quienes lo desprecian todo.
• La mayor vía de contagio de coronavirus es la inconsciencia.
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Después de leer noticias similares, ¿quién nos puede asegurar, con datos, hechos, que la culpa es de la hostelería española? ¿Conoces algún lugar más seguro que un restaurante? Sí, un quirófano… a veces. Los restauradores hemos sido corderitos obedientes bajo los dictados fluctuantes de los gobernantes. Que quieres seguir abierto, acomete equis reformas. Las hacemos. Cambio de tercio. Nos amoldamos, como camaleones, y volvemos a invertir para dar un servicio. No solamente somos un negocio. No. Abrir, en ocasiones, no compensa. Pero tenemos un compromiso moral con las personas que, como tú, son fieles a nuestro estilo, a nuestra cocina, a nuestra esencia.

La clase política española, salvo alguna honrosa excepción, es una suma de despropósitos a la hora de abordar esta pandemia mundial. Son como un pollo sin cabeza. Desnortados. Cuando no se sabe qué medida tomar, se criminaliza al más débil. A una hostelería que, antes de la pandemia, representaba el 6,2% del PIB español. En donde trabajábamos, además, más de 1,7 millones de personas. Autónomos, pequeñas empresas familiares, que nos hemos hecho a nosotros mismos. Que llevamos, como en el caso del Restaurante Planta Azul, tres generaciones dando de comer en El Palmar. Una hostelería modélica, motor económico e imagen de España.

Pero, ahora, algunos de estos políticos se han dedicado a criminalizar nuestro sector. Declaraciones que chirrían y enfurecen. No, no señor. Una y mil veces. No somos los malos de la película. Sólo el 3% de los contagios pueden achacarse a bares y restaurantes. Conclusiones que parten de estudios del Ministerio de Sanidad. En serio, ¿los malos somos nosotros? ¿Cómo se pueden decir tamañas barbaridades y continuar en el puesto? Ah, perdón, lo olvidábamos, en España casi nadie dimite, haga lo que haga.

Restringir nuestros horarios, volver a cerrarnos, no es la solución. Tú lo sabes. Cuando te sientas a comer en Planta Azul, en El Palmar, te aseveramos que cumplimos de manera estricta todas las medidas de seguridad. Desde la distancia entre mesas, a los comensales que pueden sentarse juntos, al uso de gel y de todo tipo de desinfectantes por parte de nuestro equipo… En serio, nunca ha sido tan seguro comer una paella valenciana. O lo que habitualmente te guste pedir. O, lo que es lo mismo, Planta Azul es un espacio libre de COVID.

Otro tipo de cuestiones parten de la irresponsabilidad de una gran minoría. Egoísta. Banal. Que le importa muy poco las consecuencias que sus actos tendrán para los demás… incluso para sus más allegados familiares y amigos. Ante eso, no queda más remedio que un cambio de cerebro. Improbable. A ver si reaccionan. No olvidemos que vamos encaminados a los 90.000 muertos en España. Y la gente sigue sin mentalizarse. Sin ser consciente de que esto nos afecta a todos.

Al final, Gabinete Caligari, con esa voz rotunda de Jaime Urrutia, tenía inmensa razón:

Caraduras, desvergonzados, que hunden sectores de la economía con sus palabras y decisiones y no pasa nada. No dimiten. No se les pide responsabilidades. Y nos siguen atacando porque la culpa fue del cha-cha-chá. Nuestro supuesto cha-cha-chá.